Experimento de Michelson y Morley: Introducción

 

 Introducción

    Situados en un contexto histórico, el experimento de Michelson y Morley surge a finales del siglo XIX, donde las diversas imágenes del éter que los científicos construyeron lograban justificar los diferentes fenómenos físicos, como el caso de la hipótesis de arrastre parcial para explicar la aberración estelar y el éter electromagnético como soporte de los fenómenos ópticos y electromagnéticos. De igual manera, la determinación de la velocidad de la luz y trabajos como el postulado por J.C. Maxwell basados en la determinación de la velocidad del sistema solar con respecto al éter. (López, 2011).
    Como resultado de los esfuerzos de Michelson, en 1879 se supo que la velocidad de la luz era de 299,900 kilómetros por segundo con un probable error de aproximadamente 50 kilómetros por segundo. Esta medición, hecha tomando el tiempo que un destello de luz tarda en viajar entre espejos en Annapolis concordó bien con mediciones menos directas basadas en observaciones astronómicas. (Fowler, 2005).
    Por otro lado según Fowler (2005) detectar el viento de éter fue el siguiente reto que Michelson se puso a sí mismo después de su triunfo en medir la velocidad de la luz con tanta precisión. Naturalmente, algo que permite a los cuerpos sólidos atravesarlo libremente es un poco difícil de atrapar. Pero Michelson se dio cuenta de que, así como la velocidad del sonido es relativa al aire, la velocidad de la luz debe ser relativa al éter. Esto debe significar que si se puede medir la velocidad de la luz con suficiente precisión, se podría medir la velocidad de la luz que viaja a favor del viento y compararla con la velocidad de la luz que viaja contra el viento, y la diferencia de las dos mediciones debería ser el doble de la velocidad del viento.
Sin embargo lo anterior desafortunadamente, no era tan sencillo. Todas las mediciones precisas recientes habían usado luz viajando a un espejo distante de ida y de regreso, así que si hubiera un viento de éter a lo largo de la dirección de los espejos, tendría efectos opuestos en las dos partes de la medición, dejando un efecto global muy pequeño. No hay forma técnicamente factible de hacer una determinación unidireccional de la velocidad de la luz.

Figura 1: Michelson y Morley

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